Racionalidad económica la necesidad de un nuevo enfoque
Racionalidad económica la necesidad de un nuevo enfoque
Resumen (Abstract)
Los seres humanos de los últimos tres siglos hemos vivido bajo la idea de recursos naturales inagotables, a disposición de quien los pueda apropiar y disfrutar, en donde la posibilidad de una distribución razonable entre los miembros de la especie se antoja como una utopía en tanto existe legitimidad, o al menos legalidad, para el estado de cosas existente y la carrera por una mayor acumulación, rentabilidad, productividad y eficiencia no parece tener fin. La racionalidad económica ha sido la noción, con sus diferentes concepciones, que explica el comportamiento humano en relación a los recursos y hoy es preciso su revisión y redefinición si el hombre pretende mantenerse y conservar su actual nivel de desarrollo. La variable del ambiente debe incorporarse en el análisis y definición de la racionalidad económica.
Racionalidad económica o la necesidad de un nuevo enfoque
A la base del concepto de Racionalidad Económica se plantea una de las discusiones fundamentales en la teoría económica: "En la literatura contemporánea, el tema de la racionalidad económica se presenta bajo la forma de dos preguntas: 1º) ¿En qué forma deben comportarse los agentes económicos en un sistema económico dado para alcanzar los objetivos que se proponen? y 2º) ¿ Cuál es la racionalidad del sistema económico en sí y cómo compararla a la de otros sistemas ?." "La primera pregunta tiende a volver explícita una racionalidad intencional que persiguen los individuos; la segunda una racionalidad no intencional, como la capacidad de asegurar el crecimiento de los medios de producción en diversos sistemas, la elevación del nivel de vida, etc."[1] Lo anterior reitera que la discusión acerca del carácter de la economía se basa en considerar la microeconomía como el soporte del mundo económico y la macroeconomía su agregado, limitando la racionalidad, por ser intencional, al campo de los individuos.
Ha sido una constante en la economía liberal la intención de separar el comportamiento del hombre en múltiples campos entre ellos el económico: “La frase homo economicus expresa una forma de ver el comportamiento del ser humano —una persona racional, capaz de decidir y actuar, con conocimiento que persigue lograr beneficios personales siguiendo principios de menor esfuerzo y mayor logro. Es uno de los supuestos de uso en las ciencias, muy especialmente la Economía. Tal vez el principal rasgo supuesto en el comportamiento del homo economicus sea la racionalidad —que suele ser entendida como la posibilidad de calcular y elegir la decisión correcta en términos de trabajo-logro bajo las circunstancias del caso: mínimo costo y máximo resultado.”[2]
Ahora bien si tenemos en cuenta que para los economistas clásicos como Adam Smith el hombre es egoísta y persigue su propio beneficio en el conjunto de una economía de mercado como la capitalista primaran los intereses egoístas en contra de los intereses altruistas definidos por oposición como los intereses colectivos. Aquí aparece una de las contradicciones centrales de la economía de mercado como es la dicotomía entre unos intereses individuales legítimos, desde lo legal, que se agrupan en grandes corporaciones, mediante participación accionaria, y los intereses colectivos superados por el poder económico de los grandes conglomerados.
En el estudio de la economía capitalista Marx dedica buena parte de su esfuerzo a la crítica del concepto de racionalidad: "En mucho mayor grado que a través de las otras fuerzas inherentes al trabajo, esta economía parece alcanzar un resultado dado con un coste mínimo, al aplicar a los medios de producción éste método, como fuerza inherente al capital y como método propio del modo de producción capitalista y que lo caracteriza".[3] Lo anterior elimina, al menos en el sistema capitalista la opción de lograr una racionalidad que supere el interés de acumulación y por ende alcance o distribuya en la sociedad los beneficios del desarrollo económico. El estado no será más que un instrumento del capital para adecuar las condiciones de las fuerzas productivas a sus propios intereses.
Con la gran depresión del año 29, del siglo pasado, se cuestionaría el papel que juega el mercado como máximo regulador de la relaciones en la economía capitalista y por ende el concepto de racionalidad que tiene como base el comportamiento de los individuos; Jhon Maynard Keynes llamaría la atención redefiniendo el papel de estado que a su juicio debería pasar de un estado regulador a un estado interventor en los momentos de crisis: para lograr el pleno empleo. La racionalidad individual es la que produce la incertidumbre que “conduce a decisiones inestables y a cambios súbitos de expectativas. El apasionamiento guía las elecciones ante la incerteza.” , “La desilusión individual irracional a escala colectiva tenía que ser compensada con una intervención política estabilizadora.”[4] “La limitación en la racionalidad individual resulta en una construcción fundamental del pensamiento keynesiano: la preferencia por la liquidez. El que la gente guardase dinero en efectivo –más allá del que precisa para sus transacciones cotidianas -en lugar de invertirlo era un enigma para Keynes. Sólo esta “incerteza racional” le permitía explicarlo. Y es esta “incerteza racional” la que construye el puente entre lo microeconómico y lo macroeconómico que muchos críticos consideran falta en Keynes.”[5]
Max Weber en su texto Economía y sociedad considera la racionalidad en diferentes esferas como la política, la sociológica, la económica y la científica; así diferencia entre racionalidad tradicional o con arreglo a valores, y racional con arreglo a fines a la cual llama moderna. En lo económico plantea: "La racionalidad vista desde el punto de vista económico al grado de cálculo que le es técnicamente posible y que aplica realmente (racionalidad formal), al contrario al grado en que el abastecimiento de bienes dentro de un grupo de hombres tenga lugar por medio de una acción social de carácter económico orientada por determinados postulados de valor"[6] Es decir que existen un ámbito subjetivo y su contraparte el objetivo que se resuelve por la primacía de la racionalidad del interés económico de medios a fines aunque a través de la acción social se busque la distribución de bienes para el máximo de personas. Este concepto de Acción social ha sido fuertemente discutido ya que nos es claro como a partir de la asociación de los individuos, originada en intereses económicos, se pueda alcanzar la mejor distribución de beneficios.
Como una reacción a los postulados de Keynes Milton Frieddman va a proponer que el énfasis debe hacerse en la libertad individual y en la menor participación del estado en la vida de los individuos. “El problema básico de la organización social es cómo coordinar las actividades económicas de un gran número de individuos. La tarea del creyente en la libertad es saber reconciliar esta amplia interdependencia con la libertad individual. Esencialmente, sólo hay dos maneras de coordinar las actividades económicas de millones de personas. Una es la dirección central, que implica el uso de la fuerza: la técnica del ejército y del estado totalitario moderno. La otra es la cooperación voluntaria de los individuos: la técnica del mercado.” “La posibilidad de coordinación mediante la cooperación voluntaria se basa en la proposición elemental, aunque ha sido negada muchas veces, de que en una transacción económica ambas partes se benefician cuando ambas transan en forma voluntaria e informada.” [7] “Claro que la existencia de un mercado libre no elimina la necesidad de tener un gobierno. Al contrario, el gobierno es necesario tanto en su función de foro para determinar "las reglas del juego", como en su función de arbitro para interpretar y hacer cumplir las reglas establecidas.”[8] Estas cortas líneas resumen lo que se ha denominado el neoliberalismo en una de sus vertientes como el monetarismo. Allí el estado debe un jugar un papel de regulador de mediador pero nunca intervenir en el mercado como fuente de la libertad y la democracia. “Las funciones básicas del Estado en una sociedad libre son: ofrecer un medio por el que se puedan modificar las reglas, mediar en las diferencias que surjan entre los individuos en cuanto al significado de las reglas e imponer el cumplimiento de las reglas sobre aquellos que decidieran romperla.”[9]
Por su parte Amartya Sen en su texto “Rational fools: a critique of the behavioral foundations of economic theory” [10] propone una nueva mirada no solo revisando la comprensión que se tiene de Adam Smith en conceptos como el hombre: ser egoísta, o la mano invisible del mercado sino que propone: “la racionalidad económica se abre a la racionalidad ética como fundamento de la nueva economía ética que ilumina, toda una teoría de justicia social, económica y de desarrollo humano”.[11] Esta nueva mirada al concepto de racionalidad económica con una visión ética del ser humano permite repensar la asignación y uso de los recursos naturales estudiado y origen de los postulados de Adam Smith en su libro la riqueza de las Naciones: “En efecto, el hombre puramente económico es casi un retrasado mental desde el punto de vista social. La teoría económica se ha ocupado mucho de este tonto racional arrellanado en la comodidad de su ordenamiento único de preferencias para todos los propósitos. Necesitamos una estructura más compleja para acomodar los diversos conceptos relacionados con su comportamiento (...) y Ningún economista fue jamás sabio’, dijo Robert Frost en una alabanza jocosa del economista contemporáneo. Es posible que deba rendirse un tributo dudoso semejante al hombre económico de nuestra concepción modificada. Si este hombre brilla en absoluto, brillará por contraste con la imagen dominante del tonto racional.”
Así mismo su consideración no “sataniza” el mercado sino que por el contrario busca colocarlo en su justa dimensión y su contraparte el Estado: “Es indudable que la experiencia observada en muchos países ha puesto de relieve la extraordinaria fuerza del mercado, los numerosos beneficios que puede reportar el intercambio entre diferentes naciones (así como dentro de las mismas), y los desastres que suelen resultar del cierre de los mercados, en vez de obtenerse la equidad ideal (equidad que suele esgrimirse como razón de tal cierre)2. Pero el hecho de reconocer las virtudes del mercado no debe inducimos a ignorar las posibilidades, así como los logros ya constatados, del Estado, o por el contrario, considerar al mercado como factor de éxito, independiente de toda política gubernamental” [12]
Es claro entonces como el concepto de racionalidad ha sido objeto de posturas, análisis y debates en la economía y la sociología en donde el centro de la discusión está en el carácter altruista o egoísta del ser humano. Para algunos como Marx esta condición está determinada por el tipo de sistema económico y en el capitalista prima el interés de lucro.
En un ejercicio anterior se hizo una proposición como es la necesidad de avanzar y aplicar el concepto de economía ecológica: “La economía ecológica no es más que un enfoque transdisciplinario emergente, que reconoce límites ecológicos al crecimiento económico y se ocupa de estudiar y manejar el problema de la sustentabilidad. En este plano, promueve el diálogo constructivo entre especialistas y estimula el avance, en la proposición de un sistema conceptual e instrumental propio.”[13]
Si atendemos en la aparente y desmedida ambición de algunos actores económicos, aun en contra del bienestar general de la sociedad, actitud cuya revisión pasa necesariamente por la sostenibilidad económica entendida como: “redimensionamiento y cualificación de conceptos clásicos como «eficiencia» y «rentabilidad» bajo la óptica de la sostenibilidad ecológica, política, social, cultural”[14]. es necesaria la modificación de las conductas humanas, relacionadas con la actividad económica y los patrones de consumo existentes, cosa por demás compleja y difícil de alcanzar.
Dado que el sistema natural en el cual se desarrolla la especie humana está llegando al límite de su capacidad y obligatoriamente se debe considerar el limite al crecimiento de la población; asunto que se antoja por demás imposible dados los intereses de los países con mayor poderío económico, entiéndase tecnológico, militar y territorial, y su predominancia sobre aquellos países considerados atrasados, irónicamente los mayores productores de materias primas y productos minerales. Así revisar y acordar un límite para el crecimiento de la población humana, será posible en medio de una idea de la naturaleza puesta al servicio del hombre como especie, pero no de algunos hombres.
Por otra parte se pude afirmar que los diferentes sistemas económicos, o modos de producción, se han basado en una escala de valores o han tenido como soporte visiones de la realidad, lo cual se traduce en que una modificación del actual sistema económico, para hacerlo menos especulativo, disminuyendo el ánimo de usura, requerirá un cambio en los valores y la construcción de una nueva ética económica; Se impone la modificación de la escala de valores respecto de la apropiación de los bienes de la naturaleza y su distribución social.
Con la introducción de la preocupación alrededor del ambiente, por su acelerado deterioro, en las diferentes disciplinas del conocimiento la revisión del concepto de racionalidad económica es urgente, pero más que eso la promoción de valores diferentes a los que soportan el sistema económico actual y la realización de acuerdos alrededor de formas diferentes de apropiación y distribución de los recursos se imponen como una necesidad urgente ya no bajo los conceptos de equidad y justicia, sino por la apremiante obligación de lograr la sobrevivencia del ser humano.
[1] PRADO, Raimundo: Acerca de la racionalidad científica. En: Alma Mater, Nº 1, pp. 34-35, citado en http://huguet.tripod.com/racio.htm
[2] Leonardo Girondella Mora en http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_expectativas_racionales
[3] KARL MARX, "El Capital", Fondo de Cultura Económica. México 1970. Tomo III, Pp. 106, citado en Miguel A. Pineda, El concepto de racionalidad, Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo
[4] Keynes, Jhon Maynard, citado en: http://www.cedice.org.ve/detalle.asp?id=2135
[5] Ibíd.
[6] MAX WEBER, "Economía y Sociedad", fondo de Cultura Económica, Tomo I, México, 1975, Pp. 36, citado en Miguel A. Pineda, El concepto de racionalidad, Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias
de la Educación de la Universidad de Carabobo.
[7] Beyer, Harald selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman
[8] Ibíd.
[9] Ibíd.
[11] Ibíd.
[12] Teorías del desarrollo a principios del siglo XXI Amartya Sen
[13] Constanza Robert, en su texto Ecological Economics: The Science and Management of Sustainability (Columbia University Press, N.Y, 1991), Citado en
[14] Diego Hernández, Dimensiones de la sostenibilidad global.doc. En http://www.virtualum.edu.co/
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